Da placer tocar en esos lugares
Hacía menos de un año, Argentina había sufrido la peor crisis de su historia. La institucionalidad de la aún joven democracia había estado en juego tras los episodios (llenos de saqueos, caos, estado de sitio y muertes de civiles inocentes) de Diciembre del 2000, que terminaron en la renuncia del entonces presidente De La Rúa. Tras ello, la sucesión de 5 presidentes en menos de 2 semanas hizo tambalear aún más el panorama del país y por supuesto las noticias se esparcieron por todo el mundo.
El primer nuevo gobierno estable tuvo como primera medida económica la decisión de acabar con la convertibilidad entre el peso argentino y el dólar norteamericano. Como si el “corralito” financiero por el cual la gente no podía disponer libremente de su dinero bancarizado no fuera suficiente, de un día para el otro, un peso argentino pasó de costar igual a un dólar a equivaler a poco menos de una tercera parte. Este cambio en la moneda dejó a la Argentina por unos años como un país muy barato para los extranjeros… pero todo lo que venía del exterior era, obviamente, muy caro para el bolsillo medio argentino.
Fueron años en los cuales los artistas internacionales que actuaron en el país se podían contar con los dedos de una mano. El cambio con el dólar hacía imposible que grupo que cobraban cachets en dólares pudieran actuar, tras la brusca devaluación de la moneda argentina. Pero ello no fue impedimento para los teutones Die Toten Hosen, que ya sentían como propio a este país. Los Hosen no podían hacer algo mejor por sus fans que volver nuevamente contra viento y mareo. Fueron dos shows a lleno total, el viernes 1ero y el sábado 2 de Noviembre. ¡La entrada costaba 10 $AR, apenas poco más de 4 dólares! Fue éste el debut de los Hosen en un sitio dónde volverían más de una vez: El Teatro de Colegiales.
Andi: Simplemente me gustan esos lugares antiguos, en los que arriba hay una galería. Eso me recuerda a los tiempos en los que iba a ver bandas en Inglaterra, ahí también había esa especie de salones de baile o locales similares. Simplemente, da placer tocar en esos lugares. Comparado con un salón moderno y frío, éste tiene ambiente y encanto, y eso de alguna manera se transmite al show. En aquellos conciertos por primera vez me llamó la atención que la gente ya cantaba los solos de guitarra de nuestras canciones –una vez que las habíamos empezado– por ejemplo en ‘Bonnie & Clyde’. Para nosotros siempre fue un milagro en la Argentina oír todo lo que cantan allí los fans, en parte incluso mucho mejor que lo que cantamos nosotros mismos en el escenario. Siempre nos causa placer oír a los fans. En ese ambiente se crea una comunicación muy directa con el público, porque todos están muy cerca, pero a su vez es losuficientemente grande para producir bastante movimiento.
Justo en esas mismas semanas, el guitarrista de The Boys, “Honest” John Plain se encontraba en Buenos Aires grabando un disco solista con músicos locales. La ocasión era inmejorable, como para hacer algunas de sus canciones en el escenario juntos. Así el segundo show sonaron “First time” (primer single lanzado por The Boys en 1977, escrito por el mismo Plain) y “Auld Lang Syne”, un clásico navideño que los Hosen habían grabado, inspirados en una versión de The Yobs (el alter-ego de The Boys en cada Navidad) de 1980.
Andi: Honest John Plain ya estaba por ahí, así que naturalmente le preguntamos si quería tocar algunas canciones con nosotros. Eso estaba claro: somos buenos amigos y ya habíamos tocado en otras oportunidades con él. Por lo tanto, subió con nosotros al escenario. Siempre es divertido cuando casualmente viene alguien de Inglaterra para la misma fecha.
También estuvo como invitado en “Wir werden siegen" el cantante de Argies, David Balbina, cantando el tema en una adaptación al español (Venceremos) pedida expresamente por los DTH.
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Fue una fiesta con todo